Examen en Nielsen IBOPE, la pesadilla de cualquiera
- dosveintiochomagaz
- 3 dic 2019
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Escrito: Fernanda Rodríguez
Spoiler alert: tus exámenes en la escuela no son nada, hasta que intentas presentar una certificación.
Este mes, para ser exactos, la próxima semana cumplo un bellísimo año en Starcom, es bien curioso pensar cómo es que a veces las cosas que uno se plantea en el imaginario se vuelven tangibles. La verdad es que cuando iba a en cuarto semestre soñaba con entrar a trabajar a una agencia de medios, (jajaja pobre ilusa) mientras todos aspiran a ser creativo en una agencia de las más aclamadas de creatividad yo aquí pensando que lo mejor para mí era quizá una central de medios. No me malentiendan, igual sigo pensando que es una de las cosas más bonitas que me han pasado, por irónico o cursi que parezca.
Bueno, pues hace no mucho, tendrá como un mes, me enteré de que estaban mandando a los chicos del departamento de Data Sciece, -esos que se encargan de recopilar la suficiente información para crear audiencias o crear targets idóneos para el consumo de una categoría y analizar lo investigado una vez que se lanzan las campañas- a Nielsen IBOPE. Así que tuve la grandiosa idea de pedirle chance a Recursos Humanos y a mi jefe directo de poder ir al curso y presentar el examen. Esta parte también, que desde hace años, dos para ser exactos, tenía ganas de presentar, porque pensaba: “Vamos, qué tan difícil puede ser”.
Me aceptaron en el curso y junto con otros dos compañeros me presenté. Al parecer Nielsen tiene un programa especializado en capacitar a profesionistas que se dedican exclusivamente a la compra de medios. Ofrecen varias certificaciones, que van desde los conceptos básicos como el que justo acabo de tomar y se centra exclusivamente en la compra de televisión hasta los que ya implican hacer planes presupuestales y convertirte en un especialista en el uso de su software para obtener información de la inversión de los competidores, los programas con mayor afinidad para un target y la construcción de la audiencia idónea para el público que el anunciante busca.
Lo verdaderamente sorprendente es que quienes los imparten son chavitos que seguro no pasan de los 26 años y cuyo expertise sobrepasa a cualquiera. Hablan de las métricas con tanta fluidez y de los conceptos con tanta naturalidad que te hacen parecer un idiota y lo digo en serio porque sigo pensado que me falta mucho camino para poder convertirme en la profesionista que quiero.
Las explicaciones parecían bastante sencillas, desde las definiciones de conceptos como Alcance Bruto, Neto, Televidente, Telehogar, Tiempo de Permanencia, Afinidad y Fidelidad, hasta pasando por las fórmulas que todos hemos odiado especialmente entre el tercer y cuarto semestre de la carrera.
En el curso había gente de agencias, centrales de medios, medios como TV Azteca y Canal 28, cuando vi a cada uno, los sentí relajados, incluso hasta expertos en el tema y mis inseguridades volvieron, porque aunque en la escuela siempre he sido esa única ñoña que no le tiene miedo a hacer los presupuestos para la campaña semestral y menos a exponer ante sinodales cuando de la evaluación se trata, aquí me sentía como una completa desconocida. Incluso cuando en el trabajo me preguntaban la lógica de alguna métrica me ponía nerviosa, aun tratándose de algo cuya lógica entendiera perfectamente muy a mi manera.
Así que cuando el examen llegó estudié prácticamente cuatro días, pero para el día cuarto mi mente ya estaba muy saturada y deje del lado unos ejercicios que según yo ya dominada, qué tanto podría distar el costo de mil impresiones o el de un punto de rating cuando sabía cómo sacar el costo de un clic, una conversión o un pedido en e-commerce o hasta la tasa de clics o pedidos. Pero sorpresa, cuando llegué al examen, adiós celulares, por aquello de copiar. Se nos dijo que de ser sorprendidos nos reportarían con nuestros jefes directos porque ya había un acuerdo de antemano y se anularía la certificación.
Yo llevaba calculadora, pero nos dieron unas ahí para evitar acordeones, nos dieron lápices y se nos ofreció la ayuda de dos profesionistas por si teníamos cualquier duda.
En primera el examen venía con errores en redacción, lo cual lo desfavorecía bastante, porque de por sí los conceptos son confusos. Y aunque lo corrigieron de inmediato, esto atrasó el tiempo del examen.
Cuando lo vi de reojo, pensé que no estaba tan difícil. Anoté las pocas fórmulas que se plasmaban aún en mi memoria y me di a la tarea de leer cada caso práctico antes de empezar. Pero a la mitad del examen ya estaba exhausta, tenía muchas dudas con la fórmula del rating que mi jefe me había explicado un día previo y me había confundido muchísimo y peor tantito que casi esta fórmula es la base de casi todas las demás.
Cuando llegué a la parte final del examen me acordaba perfecto de las fórmulas para CPM y CPR, pero no me acordaba de la que necesitaba para sacar los impactos y me quería morir, cómo demonios iba a sacar las dos anteriores sin esta última. En el cuadernillo de ejercicios los impactos ya venían por default completos pero aquí era una de las variables que faltaban para poder resolver las demás. Sin duda, esto era algo que tuve que haber previsto, con dos variables que den se pueden sacar todas las demás.
Vi a unos cuantos resolver el examen en la mitad del tiempo que nos daban, muchos de ellos con carreras como Actuaría o Ingeniería en Sistemas, claro que sí, pues así cualquiera. A mí en la escuela con problemas me habían ofertado una materia de estadística que me dieron muy mal y dos de difusión de medios que pase por amor divino yo creo.
Vi a otros sufriendo la mayor parte del tiempo, maldiciendo no recordar las fórmulas al igual que yo y preguntando a diestra y siniestra a la chica que nos apoyó durante el examen a cada rato.
Algo que me desconcertó mucho es que había un tipo de apariencia seductora, bastante atractivo que le preguntaba y preguntaba y la niña esta se aproximaba las fórmulas casi en su totalidad, no precisamente dictándoselas pero sí llegando casi al resultado. Me indigno mucho, porque cuando le pregunté algo me mandó por un tubo y a otros tantos también. Así que ya casi por terminadas las dos horas del examen me fui dejando un ejercicio a la mitad porque no recordaba una de las variables, me dio un bajón durísimo porque justo la noche anterior a la 1 am dejé el cuadernillo con eso ejercicios vacíos y al día siguiente me lo reproche duramente.
Mi moraleja de la historia es que la formación profesional uno la elije dando por terminada la carrera estudiantil, cuando uno elige aquella rama de la carrera que más le llenó las venas de pasión. La segunda es que uno deberá certificarse en todo cuanto pueda duramente y la tercera es que siempre se debe prever todo y llegar bien preparado a cualquier examen y más aún estar preparado casi cada día porque en el trabajo no se sabe cuándo llega una oportunidad, un bomberazo o un cliente roñoso a preguntar cualquier cosa que se sacó recién de la manga.
Cuando deseen algo, sean muy cuidadosos, no saben cuándo sus dioses o el destino lo proveerán porque cierto es que cada cual es responsable de lo que desea y normalmente el destino entreteje y da cuando uno lo pide. A mí me ha dado la agencia que esperaba y presentar el primero de uno de los exámenes que esperé. Ahora solo a esperar resultados. Espero que estos no sean tan desfavorables como mi espíritu y pocos ánimos plantean ahora.
Pero aunque no obtenga el pase sé que hay segunda vuelta y sé que puedo prepararme mejor para cada reto profesional que venga. Otra cosa importante a señalar es que nunca menosprecien su potencial. Tal vez cuando ustedes lo hagan otro en secreto lo desee u otro en sus narices los menosprecie con cierto recelo en el fondo y lo olviden tampoco a los que creen en ustedes, en esos que siempre les echan porras, ¡empiecen a creen en lo que son capaces de lograr!
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