Publicistas con otro rumbo
- dosveintiochomagaz
- 3 dic 2019
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Escrito: Diana López
1ra edición: ¡Esos puestos eran ocupados por hombres!
No fui la primera, ni será la última niña en preguntar, por qué los hombres podían hacer esto, o aquello, y yo no. La respuesta más común era “eso no es de señoritas”, pero, mientras más me pedía el mundo que fuera femenina, callada o que no gritara; más graciosa, alocada e irreverente me volvía.
Para una pequeña niña era difícil entender, ¿por qué hay restricciones? ¿por qué somos diferentes?, ¿por qué “las cosas” son así? Entonces, para poder vivir y triunfar, ¿debía ser un hombre?
Estas preguntas no rondaban por mi cabeza hace mucho tiempo, -estoy hablando de aproximadamente 12 años-, NADA, a comparación de todos los años de lucha que llevan millones de mujeres en el mundo, desde hace ya varias generaciones.
Y conforme vas creciendo e ingresas a la preparatoria, universidad o a trabajar, estas preguntas persisten, porque todas esas injusticias continúan ahí e incluso, “se ponen peor”.
Obviamente, el mundo de la publicidad no se libra de estas circunstancias.
Cuando pensamos en los inicios de la publicidad, automáticamente, nuestra mente nos lleva a grandes publicistas como: Albert Lasker, Leo Burnett y David Ogilvy. Aunque sin darnos cuenta olvidamos algo muy importante, las mujeres pioneras en el rubro.
Aquellas que fueron discriminadas en la historia y en sus propios puestos de trabajo, porque al final, en la historia, solo nos han contado la de los hombres.
Ahora, veremos algunas de las grandes pioneras que llegaron no solo para cambiar el mundo de publicidad, sino también el de las mujeres.
Mathilde C. Weil
Era el año de 1880 y una inmigrante Alemana en la gran ciudad de Nueva York, fundó la agencia M.C. Weil. Ella fue la primera mujer publicista en Estados Unidos y también en establecer una agencia general.
Después de la muerte de su esposo, trabajó como traductora, luego como escritora, en un periódico local. Posteriormente, comenzó a comprar y vender espacios publicitarios, entonces comprendió que se podía vivir de la publicidad.
Durante este tiempo, J. Walter Thompson iniciaba, muchos la atribuyen como la primera agencia de publicidad. pero Mathilde C. Weil, abrió a la par de que lanzara su primera campaña. Así que, las agencias modernas deberían agradecer también a una mujer la historia de su origen.
Weil dirigió su agencia, ubicada en The New York Times Building, hasta su muerte en 1903.
Desafortunadamente, dentro de la documentación histórica de la publicidad, podemos encontrar poca información disponible sobre Weil. Una indicación bastante clara de lo que probablemente enfrentaba como mujer de negocios en el siglo XIX.
Helen Lansdowne Resor
Un grupo de mujeres, lideradas por Resor, se convirtieron en pioneras.
Ellas proclamaron una nueva era al mostrar a la mujer sin los clichés de la época, fueron las primeras en mostrar un desnudo, en introducir la idea de que “el sexo vende”, incluso, utilizaron íconos feministas en sus anuncios.
Resor ayudó a este equipo de chicas, apoyándose en su posición, para crear una nueva generación de jóvenes creativas, en un departamento solo para ellas, en donde sus ideas eran escuchadas y podían intercambiarlas cómodamente.
A ella se le atribuye la invención de publicidad nativa, el empleo de artistas para crear obras de arte publicitarias y la idea de usar técnicas psicológicas para conectar con la audiencia, así como el uso de testimoniales.
Fue incluida en el Salón de la Fama de la Publicidad en 1967 y también está en el lugar #14 en la lista de 100 personas de Publicidad del siglo XX.
Bernice Fitz-Gibbon
Eran los años 40 y “un trainee Fitz”, era considerado un producto de alto caché.
En sus inicios, una desconocida Fitz-Gibbon, entró al departamento de publicidad de Macy’s, en donde revolucionó el concepto del contacto directo con el cliente en sus famosos eventos.
Después, su carrera como copywriter despegó, creaba anuncios para Macy’s, Wanamaker y Gimbels, los cuales, llegaron a ser famosos a nivel mundial y en cierto momento de la historia, se convirtió en la mujer mejor pagada de la industria publicitaria.
“Es inteligente ser ahorrativo” y “Nadie, pero nadie, subestima a Gimbels”, son dos de sus slogans, que incluso en la actualidad continúan siendo de los más memorables.
En 1954 Fitz-Gibbon creó su propia agencia de publicidad, pero en ese entonces, ya era reconocida en el medio por su talento, también, fue incluida en el Salón de la Fama de la Publicidad en 1982, además ocupa el lugar #62 en la lista de 100 personas de Publicidad del siglo XX.
Esta edición, como las futuras publicaciones, de “Mujeres en el mundo de la publicidad”, busca revelar un poco de la realidad en la que han vivido muchas profesionistas, salir juntas de “vivir bajo una perspectiva masculina” y que las futuras generaciones de creativas enfrenten a “este mundo”, para que un día logren cambiarlo. Justo como estas pioneras de la publicidad lo hicieron en su tiempo.
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